miércoles, 10 de octubre de 2007

El caso Von Wernich

El juicio que se sigue al sacerdote católico y ex capellán policial Christian von Wernich, su tratamiento por los medios de comunicación y la actitud asumida hasta ahora por la jerarquía eclesiástica frente a los hechos, son causa de creciente malestar y preocupación también para muchos católicos. Ante las gravísimas acusaciones de las que es objeto, no pocas personas hubieran esperado alguna sanción eclesiástica, o al menos alguna toma de distancia respecto del cuestionado sacerdote.

(…)
¿Toleraría la Iglesia que un sacerdote fuera capellán de una clínica en la que se practican abortos, y que tranquilizara las conciencias de los aborteros “en nombre de Dios”? Si Von Wernich concurría a lugares donde manifiestamente se practicaba la tortura y el asesinato, y hubiera justificado el proceder de torturadores y asesinos, merece además una pena canónica, aunque él mismo no haya empuñado la picana o el arma homicida.

(…)
La maquinaria de muerte, tortura, sustracción de bebés, robos y otras tropelías que las fuerzas armadas perfeccionaron en la Argentina en la década del ’70, como respuesta desmedida e ilegítima a la violencia guerrillera, y profundizando la represión igualmente ilegítima iniciada bajo el gobierno de Perón, Isabel y López Rega, no hubiera sido posible sin legitimadores ideológicos que justificasen, en nombre de una teología extraviada, semejantes crímenes.

(…)
La Iglesia ha pedido perdón públicamente, por no haber hecho lo suficiente para impedir esas atrocidades, de las que también fueron víctimas muchos de sus hijos, (...).

(…)
La pregunta es si basta con esa contrición genérica y casi teórica, o es necesario algo más frente a casos concretos como el que nos ocupa. No se trata tampoco de cargar todas las responsabilidades sobre una persona, cual chivo expiatorio. Pero si no se separa (y castiga) a culpables de inocentes, es la institución como tal la que queda comprometida. Y eso no es justo.

(…)
La defensa corporativa es tan injusta como la condena anticipada. El juicio a Von Wernich no es un juicio a la Iglesia. (…)


Y lo que a mi verdaderamente me inquieta es cuánto queda (qué y dónde) de esa "teología extraviada" que pretendió legimitar ideológicamente tantos crímenes.

Si como cristianos no buscamos y alcanzamos a ver con claridad las persistencias de estos rebusques ideológicos que opacan el compromiso evangélico con la vida digna, seríamos parcialmente cómplices con aquellos y lo peor -tal vez- es que seríamos cómplices de lo que opaca la transmición del mensaje evangélico y ejemplos cristianos en su plenitud al Pueblo de Dios y dentro de éste con predilección a los más pobres.

Con la atención puesta en esta cuestión (lo demás, sin revisar esto, es quedar en la cáscara).

editorial de la revista criterio
Los saluda,
Miguel Alejandro Noboa,
Comisión Nacional de Sectores,
Sector de Trabajadores,
Acción Católica Argentina.

ASJ!

Están autorizados a reenviarlo, responderlo, debatirlo, si les place.

jueves, 4 de octubre de 2007

Ante las Próximas Elecciones

El Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, ante la próxima instancia electoral; tratando de mirar nuestra realidad y renovando nuestro compromiso con Jesús, el mesías de los pobres que nos llama a anunciar a los oprimidos la buena noticia de su liberación, desea expresar que:

1- Nos alegramos por estos veinticuatro años ininterrumpidos de vida democrática y queremos hacer nuestras las palabras de los obispos latinoamericanos:"Constatamos como hecho positivo el fortalecimiento de los regímenes democráticos en muchos países de América Latina y el Caribe según demuestran los últimos procesos electorales..... (Pero sabemos) que no basta una democracia puramente formal, fundada en la limpieza de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos. Una democracia sin valores como los mencionados, se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo" (Aparecida 74).

2. Sabemos que el comienzo de un nuevo período político-institucional significa, en la dinámica democrática, una nueva oportunidad de ratificar lo hecho positivamente y de modificar lo que no ha resultado para bien del pueblo y su bienestar. Eso no significa, ciertamente, que estemos en tiempos de lo que se ha llamado una "nueva política": el clientelismo, la falta de transparencia, la corrupción, están muy lejos de ser cosas del pasado. "La misericordia siempre será necesaria, pero no debe contribuir a crear círculos viciosos que sean funcionales a un sistema económico inicuo. Se requiere que las obras de misericordia estén acompañas por la búsqueda de una verdadera justicia social, que vaya elevando el nivel de vida de los ciudadanos, promoviéndolos como sujetos de su propio desarrollo". (Aparecida 399)

3. Creemos que en los últimos tiempos hemos vivido cosas buenas, cosas negativas y cosas que hacen necesario un análisis sensato y sereno. A cada una y a cada uno le corresponderá evaluarlas y sopesarlas a fin de sacar sus conclusiones. Pero, queremos reafirmar que el irrenunciable compromiso a favor de los pobres, de su liberación, y contra la injusticia y la pobreza, es y debe ser el objetivo principal de la verdadera política.

La lucha por la vida, y la vida digna, no pueden ser slogans de ciertos grupos a los que parece que sólo les interesa la defensa de la vida intrauterina, desentendiéndose del hambre, de la desocupación, de la falta de salud, o de la niñez y la vejez desamparadas, de la justicia y de la vigencia de todos los derechos humanos de ayer y de hoy. Adherimos a los gestos en favor de la justicia y de la memoria, y nos alegramos con la declaración de inconstitucionalidad de las inicuas leyes de obediencia debida, punto final, y la nulidad de los indultos. Como, así también, reclamamos el esclarecimiento y la justa condena de todos los crímenes de lesa humanidad, incluyendo claro está la de los capellanes militares o policiales que hayan participado en crímenes, desapariciones o torturas, y exigimos -una vez más- la aparición con vida de Jorge Julio López.

4. Reconocemos las políticas que han puesto énfasis en el desarrollo de la industria como motor de la economía, en el efectivo alivio en la tasa de desocupación con la generación de empleo, en la actualización de las remuneraciones a través de las negociaciones paritarias y del consejo del salario. Nos preocupa, sin embargo, que la línea ideológica de fondo de esas políticas siga apuntando a la acumulación indiscriminada y descontrolada del capital en manos de grupos concentrados que imponen las condiciones y no están dispuestos a ceder nada en favor del bien de todos. Sabemos que "después de una época de debilitamiento de los Estados por la aplicación de ajustes estructurales en la economía, recomendados por organismos financieros internacionales, se aprecia actualmente un esfuerzo de los Estados por definir y aplicar políticas públicas en los campos de la salud, educación, seguridad alimentaría, previsión social, acceso a la tierra y a la vivienda, promoción eficaz de la economía para la creación de empleos y leyes que favorecen las organizaciones solidarias. Todo esto refleja que no puede haber democracia verdadera y estable sin justicia social, sin división real de poderes y sin la vigencia del Estado de derecho" (Aparecida 76).

5. Nos cabe una autocrítica eclesial respecto del punto anterior: una parte de quienes detentan el poder y el capital son bautizados, y formados en "Universidades Católicas", y en muchos casos ayudan a instituciones de caridad, pero a la hora de negociar las medidas macroeconómicas sólo piensan en su interés acumulativo y alientan un modelo de exclusión y pobreza. Como en 1976, muchos cristianos dirigentes de empresas parecen desentenderse absolutamente de la suerte de los pobres, o -peor aún- parecen responsables directos de que éstos sean cada vez más pobres. "La labor educativa de la Iglesia no pudo hacer surgir una patria más justa, porque no ha logrado que los valores evangélicos se traduzcan en compromisos cotidianos" (obispos argentinos en "Navega mar adentro", 38); seguramente una profunda autocrítica nos pedirá revisar si no hemos evangelizado desde el poder y para el poder, en lugar de ser auténtica "iglesia de los pobres", comprometidos con su liberación.

6. Constatamos que las correcciones hechas por esta gestión de gobierno al modelo neoliberal no lo han desinstalado, ya que persiste la transferencia de lo público a lo privado, el Estado no interviene suficientemente para favorecer la inclusión en el mercado laboral, la distribución de la riqueza es inequitativa, los subsidios son soluciones efímeras en temas de fondo como el del transporte público, la inflación se ha devorado los ajustes en las remuneraciones y jubilaciones y el control de precios ha demostrado ser ineficaz.

7. Denunciamos que la voracidad del capital, y de empresarios y políticos inescrupulosos, envenena las tierras y las aguas, desmonta los pocos bosques naturales que nos quedan, negándose al tratamiento de la ley de bosques que la "madre tierra" reclama, a la vez que expulsa campesinos e indígenas de una tierra que les pertenece y de la que los poderosos -nacionales y extranjeros- se apropian; se envenena el subsuelo con la excusa de la explotación minera contaminando e hipotecando nuestro mañana. Se producen alimentos genéticamente modificados sin los debidos controles e investigaciones del caso. Y a su vez se venden a precio de oro en el mercado interno los productos de nuestra propia tierra como la verdura, la harina, la leche, la carne y el pan. El agronegocio es una nueva cara del modelo capitalista neoliberal que muta y se reproduce. Ya no se pretende el ajuste salvaje ni la recaudación ficticia propia de las privatizaciones de los '90 sino la depredación y entrega de los recursos naturales y fundamentales del país.

8. Observamos que el tema de la Deuda Externa ha desaparecido de los espacios de opinión pública y no ha sido tratado en el Congreso como lo exige la Constitución Nacional y el fallo de la justicia Criminal y Correccional Federal en la "causa Olmos". Nos preocupa que se minimice y oculte un tema crucial. Si no se audita la deuda y se paga lo impagable seguiremos postergando el bien común del pueblo sacrificándolo en el altar de un negociado fraudulento.

9. Tenemos, en el caminar diario junto a nuestra gente, la sensación de que una enorme masa de pobres e indigentes sigue esperando que les toque el turno de salir de la marginación, de la falta de vivienda digna, del trabajo indigno (porque la subocupación muchas veces es semejante a la desocupación), de la postergación de proyectos legítimos de vida. Porque siempre hay cosas "más importantes" que deben resolverse antes, o temas que ocupan por semanas las primeras planas de los medios de comunicación, mientras la muerte les ronda, y ese turno añorado nunca llega. Decenas de leyes que beneficiarían a los pobres simplemente no se cumplen, y nadie "en el poder" parece preocuparse por eso.

10. Pedimos que el Estado Nacional ocupe el lugar que le corresponde: no sólo debe asistir en las necesidades, debe -sobre todo- proveer las garantías para ejercer los elementales derechos humanos a la vida, al alimento, a la subsistencia, a la vivienda, al trabajo. No es cuestión de simple beneficencia o de asistir emergencias, es cuestión de garantizar derechos. Y particularmente millones de jóvenes esperan que el futuro no les sea negado.

11. Somos conscientes de que muchos nos dirán razonablemente: ¿por qué no hablaron antes? ¿Por qué callaron? Somos parte de la Iglesia de los silencios cómplices en la dictadura, o de las palabras distraídas mientras la fiesta de unos pocos se comía el trabajo, la justicia, y la dignidad de todos; también de aquella Iglesia que en el diálogo no distinguió víctimas de victimarios. Pero a la vez somos parte de la Iglesia que quiere jugar su suerte con los pobres de la tierra, y que, ante la nueva instancia electoral que se aproxima, queremos repetir la invitación a elegir a quienes consideremos que más van a beneficiar a los pobres, y que -a su vez- controlemos que esos beneficios lleguen realmente a ellos y nos permitan soñar con un futuro cercano mejor para todas y todos.

12. Como cristianos resuena con fuerza para nosotros la expresión de Jesús de Galilea: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Juan 10,10). Anhelamos de todo corazón la posibilidad de una vida abundante para nuestro pueblo, y no una vida permanentemente amenazada por el fantasma de la miseria, el ajuste, la marginación, la injusticia y la violencia. La vida es posible en un país como el nuestro: generoso y abundante en posibilidades, recursos y talentos humanos que una y otra vez ha salido de crisis terminales. Pero esa abundancia puede ser retenida, rapiñada y negada. La injusticia no aparece por generación espontánea: es producto de acciones, estructuras, decisiones y protagonistas concretos que la instalan.

Deseamos fervientemente que el próximo período político-institucional pueda profundizar y crear más condiciones necesarias para el paso de una democracia para pocos a una democracia para todos, para un mundo donde quepan muchos mundos, para una vida digna de todo el pueblo argentino.